martes, 18 de noviembre de 2008

HIGIENE M. H. ACTIVIDADES A REALIZAR DEL TEMA 9: MUESTRAS BIOLÓGICAS. Nov.2022

 

TEMA 

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jueves, 6 de noviembre de 2008

PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR APUNTES

INSUFICIENCIA CARDÍACA

La insuficiencia cardíaca (insuficiencia cardíaca congestiva) es una enfermedad grave en la que la cantidad de sangre que bombea el corazón cada minuto (gasto cardíaco) es insuficiente para satisfacer las necesidades de oxígeno y de nutrientes del organismo.
Reducción de la capacidad del corazón para mantener un rendimiento eficaz.
Es mucho más frecuente en las personas mayores, ya que tienen una mayor probabilidad de contraer las enfermedades que la causan. A pesar de que es un proceso que va empeorando lentamente con el paso del tiempo, las personas que sufren este trastorno pueden vivir muchos años. Sin embargo, el 70 por ciento de los pacientes con esta afección muere antes de transcurridos 10 años a partir del diagnóstico.
Cualquier enfermedad que afecte al corazón e interfiera la circulación puede producir insuficiencia cardíaca. Ciertas enfermedades pueden afectar al músculo cardíaco, deteriorando su capacidad de contracción y de bombeo. La más frecuente de ellas es la enfermedad de las arterias coronarias, que limita el flujo sanguíneo al músculo cardíaco y que puede ser causa de infarto.
La miocarditis (una infección del músculo cardíaco causada por bacterias, virus u otros microorganismos) también causa lesiones graves al músculo cardíaco, así como la diabetes, el hipertiroidismo o la obesidad extrema. Una enfermedad de una válvula cardíaca puede obstruir el flujo de sangre entre las cavidades del corazón o entre el corazón y las arterias principales. Por otra parte, una válvula que no cierre bien y deje escapar sangre, puede provocar un reflujo de la misma. Estas situaciones producen la sobrecarga del músculo cardíaco y debilitan la fuerza de las contracciones cardíacas.
Si el corazón se ve sometido a un gran esfuerzo durante meses o años, se agranda y finalmente un corazón agrandado puede disminuir su capacidad de bombeo y provocar insuficiencia cardíaca.
La hipertensión puede hacer que el corazón deba trabajar más fuerte. Ello también sucede cuando debe luchar para expulsar la sangre a través de un orificio más estrecho, por lo general una válvula aórtica estrecha. La situación que resulta es similar a la carga extra que soporta una bomba de agua, cuando es forzada a empujar el agua a través de tuberías estrechas.
En algunas personas se endurece el pericardio (la delgada envoltura transparente del corazón). Ello impide que el corazón pueda dilatarse por completo entre latido y latido, por lo que el llenado de sangre es insuficiente. Aunque con una frecuencia mucho menor, también puede suceder que determinadas enfermedades que afectan a otras partes del organismo aumenten exageradamente la demanda de oxígeno y nutrientes por parte del organismo, de modo que el corazón, aunque sea normal, sea incapaz de cumplir esta demanda superior. El resultado es la aparición de insuficiencia cardíaca.

El mecanismo correctivo adicional consiste en la retención de sal (sodio) por los riñones y, en consecuencia, simultáneamente también se retiene agua para mantener constante la concentración de sodio en la sangre. Esta cantidad adicional de agua aumenta el volumen de sangre en la circulación y, en principio, mejora el rendimiento cardíaco. Una de las principales consecuencias de la retención de líquidos es que el mayor volumen de sangre produce un estiramiento del músculo cardíaco. Este músculo sometido a más tensión se contrae más enérgicamente, tanto como lo hacen los músculos de un atleta antes del ejercicio. Éste es uno de los principales mecanismos de que dispone el corazón para aumentar su función en la insuficiencia cardíaca.
Sin embargo, a medida que ésta se agrava, el exceso de líquido se escapa de la circulación y se acumula en varios puntos del cuerpo, causando hinchazón (edema). El lugar de acumulación depende del exceso de líquido y del efecto de la gravedad.
En bipedestación, el líquido se acumula en las piernas y en los pies. Si la persona está acostada, se acumula en la espalda o en el abdomen. Es habitual que la retención de sodio y agua produzca un aumento de peso.
El otro mecanismo principal de compensación es el aumento de grosor del músculo cardíaco (hipertrofia). El músculo cardíaco así agrandado puede contraerse con una fuerza mayor, pero finalmente funciona mal y se agrava la insuficiencia cardíaca.
Las personas con una insuficiencia cardíaca descompensada se sienten cansadas y débiles cuando llevan a cabo alguna actividad física, porque los músculos no reciben un volumen adecuado de sangre. Por otro lado, la hinchazón también puede causar muchos síntomas.

La insuficiencia cardíaca derecha tiende a producir un estancamiento de la sangre que se dirige hacia el lado derecho del corazón. Esto produce hinchazón en los pies, los tobillos, las piernas, el hígado y el abdomen. En cambio, la insuficiencia del lado izquierdo provoca la acumulación de líquido en los pulmones (edema pulmonar), lo que causa ahogo intenso. Al principio, éste se produce durante un esfuerzo físico, pero a medida que la enfermedad progresa, también aparece incluso en reposo. En ocasiones, el ahogo es nocturno, ya que el hecho de estar acostado favorece el desplazamiento del líquido hacia el interior de los pulmones.
La persona se despierta a menudo, luchando por respirar o con sibilancias. El hecho de sentarse hace que el líquido salga de los pulmones y se facilite así la respiración. Las personas con insuficiencia cardíaca a veces tienen que dormir sentadas para evitar este efecto. Una grave acumulación de líquidos (edema pulmonar agudo) constituye una situación urgente que puede ser mortal.

No existe un tratamiento curativo en la mayoría de los casos, pero se puede facilitar la actividad física, mejorar la calidad de la vida y prolongar la supervivencia. El tratamiento se aborda desde tres ángulos: el tratamiento de la causa subyacente, la eliminación de los factores que contribuyen a agravar la insuficiencia cardíaca y el propio tratamiento de ésta.

Los factores que agravan la insuficiencia cardíaca son el hábito de fumar y de comer con demasiada sal, el sobrepeso y el consumo de alcohol, así como también las temperaturas ambientales extremas. Se recomienda un programa para ayudar a dejar de fumar, realizar cambios apropiados en la dieta, interrumpir el consumo de alcohol o realizar ejercicios moderados y en forma regular para mejorar el estado físico. En caso de insuficiencia cardíaca más grave, el reposo durante algunos días constituye una parte importante del tratamiento.El exceso de sal en la dieta (sodio) puede causar una retención de líquidos que haga ineficaz el tratamiento médico. La cantidad de sodio en el organismo disminuye si se limita la sal en la mesa, en la cocción de los alimentos y el consumo de alimentos salados.



ANGINA DE PECHO – INFARTO DE MIOCARDIO

La enfermedad de las arterias coronarias se caracteriza por la acumulación de depósitos de grasa en las células que revisten la pared de una arteria coronaria y, en consecuencia, obstruyen el flujo de sangre.
Los depósitos de grasa (llamados ateromas o placas) se forman gradualmente y se desarrollan irregularmente en los grandes troncos de las dos arterias coronarias principales, las que rodean el corazón y lo proveen de sangre; este proceso gradual es conocido como aterosclerosis. Los ateromas provocan un engrosamiento que estrecha las arterias. Cuando los ateromas se agrandan, algunos se rompen y quedan fragmentos libres en la circulación sanguínea o bien se forman pequeños coágulos sanguíneos sobre su superficie.
Para que el corazón se contraiga y bombee la sangre normalmente, el músculo cardíaco (miocardio) requiere una provisión continua de sangre rica en oxígeno que le proporciona las arterias coronarias. Pero cuando la obstrucción de una arteria coronaria va en aumento, se puede desarrollar una isquemia (suministro de sangre inadecuado) del músculo cardíaco que causa lesiones graves. La causa más frecuente de isquemia del miocardio es la enfermedad de las arterias coronarias. Las principales complicaciones de esta enfermedad son la angina de pecho y el ataque cardíaco (infarto de miocardio).

Las necesidades de oxígeno del corazón dependen del esfuerzo que debe realizar (es decir, la rapidez con que late y la fuerza de cada latido). Los esfuerzos físicos y las emociones aumentan la actividad del corazón que, por esta razón, necesita más oxígeno. Cuando las arterias se hacen más estrechas o existe una obstrucción que impide el aumento del flujo de sangre al músculo cardíaco para satisfacer la mayor necesidad de oxígeno, se puede producir la isquemia y, en consecuencia, dolor.

Frecuentemente, el paciente percibe la angina de pecho como una presión o dolor debajo del esternón (el hueso del medio del pecho). El dolor también se produce en el hombro izquierdo o por debajo de la parte interna del brazo izquierdo, en la espalda, la garganta, el maxilar o los dientes y, algunas veces, en la parte inferior del brazo derecho. Muchas personas describen la sensación como malestar más que como dolor.
La angina de pecho aparece de forma característica durante un esfuerzo físico, dura sólo unos pocos minutos y desaparece con el reposo. Algunas personas la pueden predecir, puesto que conocen con qué grado de esfuerzo les aparece, pero en otras, los episodios son impredecibles. Con frecuencia, la angina de pecho es más grave cuando el esfuerzo se hace después de comer. Además, por lo general se agrava en un clima frío. Caminar contra el viento o salir de una habitación caliente hacia un espacio donde el aire sea frío puede provocar angina de pecho. El estrés emocional también puede desencadenar una angina o hacer que empeore. A veces, una emoción fuerte, aunque se esté en reposo, o una pesadilla durante el sueño provocan la aparición de angina.

El tratamiento se inicia adoptando medidas preventivas de la enfermedad de las arterias coronarias, medidas que retarden su progresión o actitudes para revertirla. Debe hacerse frente a las causas conocidas de enfermedad coronaria (factores de riesgo). Se deben tratar lo antes posible los principales factores de riesgo, como la presión arterial elevada y los valores aumentados de colesterol. El hábito de fumar es el factor evitable de riesgo más importante en la enfermedad de las arterias coronarias.El tratamiento de la angina de pecho depende de la gravedad y de la estabilidad de los síntomas. Cuando los síntomas son estables y son además leves o moderados, lo más efectivo puede ser reducir los factores de riesgo y utilizar fármacos. Cuando los síntomas se agravan rápidamente, suele aconsejarse el ingreso hospitalario inmediato y el tratamiento farmacológico. Si los síntomas no disminuyen con el tratamiento con fármacos

. El dolor de un infarto es similar al de la angina de pecho pero en general es más intenso, dura más tiempo y no se calma con el reposo o la administración de nitroglicerina. Con menor frecuencia, el dolor se percibe en el abdomen y puede confundirse con una indigestión, sobre todo porque el eructo puede aliviarlo de forma parcial o transitoria.
Otros síntomas incluyen una sensación de desvanecimiento y un pesado martilleo del corazón. Los latidos irregulares (arritmias) pueden interferir gravemente con la capacidad de bombeo del corazón o provocar la interrupción del mismo (paro cardíaco), conduciendo a la pérdida de consciencia o la muerte.
Durante un infarto, el paciente puede sentirse inquieto, sudoroso, ansioso y experimentar una sensación de muerte inminente. En ocasiones, los labios, las manos o los pies se vuelven ligeramente azules (cianosis). También puede observarse desorientación en los ancianos.A pesar de todos estos posibles síntomas, hasta una de cada cinco personas que sufren un infarto tiene solamente síntomas leves o puede que ninguno en absoluto.

PERICARDITIS

Es la inflamación de una doble membrana que rodea al corazón, llamada pericardio. Puede dar lugar a derrame pericardico (formación de líquido entre la membrana que está pegada al corazón y la que está en contacto con los pulmones) y también puede dar lugar a engrosamiento, retracción y calcificación del pericardio.
¿Cuáles son sus causas?
En 9 de cada 10 casos la causa es vírica o desconocida (idiopática), siendo esta última la más frecuente (85-90%). Cuando es vírica puede ir precedida de un catarro, faringitis o cualquier otra enfermedad causada por virus.
Otras causas son las siguientes: infarto agudo de miocardio, insuficiencia renal, hipotiroidismo, enfermedades autoinmunes, determinados medicamentos, traumatismos torácicos, cirugía cardíaca, radioterapia (generalmente aparece un año después), infecciones, neoplasias, etc. Las causas son muy variadas y no siempre identificables, en cuyo caso se llama idiopática (de causa desconocida).Existen dos formas de pericarditis: aguda (dura menos de 6 semanas) y crónica (dura más de 6 semanas).
¿Cuáles son sus síntomas?
La pericarditis aguda se caracteriza por síntomas debidos a la inflamación del pericardio: dolor centro-torácico que suele ser agudo e irradiado a espalda, cuello, brazos y hombro izquierdo. El dolor se acentúa cuando el paciente está acostado boca arriba y disminuye al sentarse e inclinarse hacia delante. También se acentúa al respirar profundo, lo cual dificulta la respiración. Algunos pacientes tienen una molestia fija a nivel del esternón que se parece al dolor del infarto agudo de miocardio. El dolor puede acompañarse de fiebre y taquicardia, y suele durar varios días.
Aparecen otros síntomas cuando hay derrame pericárdico, sobre todo si es abundante y se produce en poco tiempo (puede haber dificultad para respirar, mareo, etc).
La pericarditis crónica (duración mayor de seis semanas) puede llegar a producir engrosamiento, retracción y calcificación del pericardio, en cuyo caso se habla de pericarditis constrictiva. Este tipo de pericarditis puede producir síntomas de insuficiencia cardíaca derecha: aumento de tamaño de las venas del cuello, hinchazón abdominal y de tobillos o piernas.
¿Cómo se diagnostica?
El médico dispone de tres criterios de diagnóstico en la pericarditis aguda, que no necesariamente están presentes al mismo tiempo: la historia clínica de dolor típico, la auscultación cardíaca y las alteraciones del electrocardiograma. Generalmente basta para hacer el diagnóstico que dos de estos tres criterios estén presentes en algún momento de la evolución de la enfermedad.
La pericarditis crónica da lugar a síntomas menos típicos y más variados. Si cursa con derrame pericárdico, se puede diagnosticar por un ecocardiograma. Si cursa con calcificación pericárdica, se ven los depósitos de calcio en una radiografía de tórax.
¿Cómo se conoce la causa?
La historia clínica es el dato más importante. En muchos casos un interrogatorio clínico bien hecho permite conocer la causa y en otros sospecharla. Las pruebas que se piden van dirigidas a confirmar o excluir el diagnóstico de sospecha. No es necesario hacer en cada caso una búsqueda exhaustiva de todos los gérmenes o enfermedades que pueden producir la pericarditis, sobre todo si se sospecha que es vírica, ya que en este caso se trata de una enfermedad benigna que se cura en poco tiempo (antes de que llegue el resultado de las pruebas).
¿Puede repetirse en el mismo paciente?
Entre un 15 y un 20% de los pacientes con pericarditis aguda benigna presentan una o más recidivas, en cuyo caso se habla de recurrencia. Cuando reaparecen los síntomas al suprimir el tratamiento antiinflamatorio se llama pericarditis incesante. Otras veces se habla de pericarditis intermitente, cuando los síntomas reaparecen después de un intervalo de tiempo libre de molestias. A veces reaparecen los síntomas al suprimir el tratamiento antiinflamatorio. Si esto ocurre dentro de las 6 primeras semanas desde los síntomas iniciales, se habla de pericarditis incesante o recurrente. En estos casos hay que replantearse la causa, ya que a veces se trata de una pericarditis secundaria a otras enfermedades, y hay que tratar la enfermedad causante.
¿Cuál es el tratamiento?
Depende de la forma de presentación y de la causa:
La pericarditis aguda de origen vírico o idiopática se trata con reposo mientras duren el dolor y la fiebre. Además se administran antiinflamatorios no esteroideos en dosis altas durante varias semanas. El problema de estos fármacos es que muchas veces producen dolor de estómago o reactivan los síntomas de úlcera, en cuyo caso se deben dar en dosis más bajas de las deseables o incluso suspenderlos. Pueden asociarse a protección gástrica.
En los pacientes que hayan presentado dos o más recurrencias, o en los que tienen pericarditis incesante suele ser eficaz el tratamiento con colchicina, añadido a los antiinflamatorios no esteroideos. Se recomienda mantener el tratamiento con colchicina durante un año. Sólo en algunos casos muy rebeldes al tratamiento habitual se recomienda administrar esteroides. Excepcionalmente, en casos rebeldes al tratamiento médico con pericarditis recurrente de larga evolución, que hayan presentado muchas crisis, se puede dar tratamiento inmunosupresor o incluso intervención quirúrgica para quitar el pericardio.
En las pericarditis secundarias a una enfermedad conocida, se debe tratar la enfermedad.
En las que producen derrame pericárdico importante, puede ser necesaria la punción pericárdica para extraer el derrame.
La pericarditis constrictiva es una complicación de diferentes tipos de pericarditis. Cuando la constricción aparece después de una pericarditis tuberculosa o purulenta, es poco probable que se resuelva espontáneamente, y casi siempre requiere tratamiento quirúrgico que consiste en la extracción del pericardio. Los pacientes que presentan síntomas o signos de insuficiencia cardíaca debida a la pericarditis constrictiva deben ser intervenidos, aunque no siempre se llegue a conocer la causa.

ENDOCARDITIS

La endocarditis es una inflamación del revestimiento interior liso del corazón (endocardio), casi siempre por una infección bacteriana.Aunque normalmente en la sangre no hay bacterias, una herida en la piel, en el interior de la boca o en las encías (incluso una herida producida por una actividad normal como masticar o cepillarse los dientes) permite a una pequeña cantidad de bacterias penetrar en la corriente sanguínea.
La gingivitis (infección e inflamación de las encías), pequeñas infecciones de la piel e infecciones en cualquier lugar del organismo, permiten a las bacterias entrar en el flujo sanguíneo, aumentando el riesgo de endocarditis.

La endocarditis bacteriana aguda suele comenzar repentinamente con fiebre elevada (39 a 40 °C), frecuencia cardíaca acelerada, cansancio y rápidas y extensas lesiones de las válvulas. Los síntomas son cansancio, fiebre leve (37,5 °C a 38,5 °C), pérdida de peso, sudores y disminución del número de glóbulos rojos (anemia). Se sospecha endocarditis en una persona con fiebre sin evidencia clara de infección, si presenta un soplo en el corazón o si un soplo existente ha cambiado de características.

El tratamiento casi siempre requiere el ingreso en un hospital porque la administración de altas dosis de antibióticos intravenosos debe hacerse al menos durante dos semanas. Los antibióticos solos no siempre curan una infección en una válvula artificial. Por ello, en ocasiones se precisa recurrir a la cirugía cardíaca con el fin de reparar o reemplazar las válvulas lesionadas y eliminar las vegetaciones.

ANEURISMA de aorta

¿Qué són?
Los aneurismas arteriales son dilataciones localizadas y permanentes de los vasos arteriales. Pueden aparecer en cualquier territorio pero su localización más frecuente es la aorta abdominal.
¿Cuáles son sus causas?
La causa más frecuente implicada en la etiología de los aneurismas de aorta es la arteriosclerosis. Pueden tener también una causa infecciosa o ser consecuencia de traumatismos previos.
¿Quién puede padecerla?
La mayoría de los pacientes son varones mayores de 60 años con factores de riesgo arterosclerótico entre los que el consumo de tabaco adquiere una relevancia especial. Otros factores que predisponen a padecer un aneurisma son: obesidad, hipertensión arterial, diabetes, vida sedentaria e hipercolesterolemia. Se estima que un 2-4 por ciento de varones mayores de 65 años son portadores de un aneurisma de aorta abdominal. Los pacientes con antecedentes familiares de aneurismas tienen un riesgo más elevado que la población normal de tener un aneurisma de aorta.
¿Cuales son sus síntomas?
El 75 por ciento de los pacientes portadores de un aneurisma de aorta abdominal son asintomáticos. Cuando provocan síntomas suele tratarse de molestias abdominales inespecíficas o dolor lumbar. En un 25 por ciento de los casos la primera manifestación clínica es la ruptura.
¿Cómo se diagnostica?
La palpación abdominal permite el diagnóstico en algunos casos pero es la ecografía abdominal el procedimiento diagnóstico de elección para la detección del aneurisma de aorta abdominal. Al tratarse de lesiones asintomáticas lo habitual es que se detecten durante una exploración clínica o radiológica realizada por otro motivo. Si se plantea una actitud quirúrgica, el estudio deberá completarse con la realización de un TAC abdominal o una Resonancia Magnética Nuclear y, en algunas ocasiones, puede ser necesaria también una arteriografía.
¿Cuál es el tratamiento?
Actualmente no existe ningún tratamiento médico eficaz y la única solución es la quirúrgica.
ARRITMIAS
El corazón es una víscera muscular hueca cuyo principal cometido es el mantenimiento de la circulación sanguínea. Para ello, el ciclo cardiaco está dividido en dos fases denominadas diástole, durante la cual el músculo cardiaco se relaja y la cavidad se llena de sangre, y sístole, durante la cual el músculo se contrae y expulsa la sangre al torrente circulatorio, manteniendo el flujo sanguíneo y la presión arterial. Este proceso ocurre de una manera regular y rítmica, al estar gobernado por un sistema eléctrico denominado sistema de excitación y conducción. Cuando hay una alteración en ese sistema de excitación y conducción aparecen las arritmias o trastornos del ritmo cardiaco.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas más frecuentes de las arritmias cardiacas son las palpitaciones y los síncopes.
Las palpitaciones se definen como la sensación subjetivamente anormal del latido cardiaco. Pueden ser percibidas como «latidos fuertes», «latidos adelantados», «latidos irregulares» o «latidos taquicárdicos». Son muy indicativas de arritmias de cierta entidad la sensación de palpitaciones irregulares y muy arrítmicas (típica de una de las arritmias más frecuentes, denominada fibrilación auricular) o la sensación de palpitaciones taquicárdicas paroxísticas, es decir, palpitaciones rápidas de inicio instantáneo o muy brusco, características de arritmias denominadas «taquicardias paroxísticas».
El síncope es otro síntoma que puede estar provocado por las arritmias cardiacas. Se define como una pérdida de conocimiento debida a la disminución del flujo cerebral. Aunque gran parte de los síncopes obedecen a causas distintas a las arritmias cardiacas, cuando éstas provocan un síncope generalmente obedecen a una causa grave. Las arritmias que provocan pérdidas de conocimiento son habitualmente ritmos muy acelerados (taquicardias), muy lentos (bradicardias, bloqueo aurículo-ventricular) o bien alteraciones del ritmo en pacientes que padecen una cardiopatía importante.A veces, las arritmias cardiacas son las responsables de otros síntomas más inespecíficos como la disnea o sensación de falta de aire.
¿Quién puede padecerlas?
Las arritmias cardiacas no muestran una especial predilección por sexos y pueden ser padecidas a cualquier edad. En algunas ocasiones son manifestaciones de alguna otra enfermedad cardiaca subyacente mientras que en otras se presentan de manera aislada.
¿Cómo se diagnostican?
El diagnóstico de la mayor parte de las arritmias precisa de una primera fase, en la que se descarta la presencia de cardiopatía estructural, y de una segunda fase para la caracterización específica del tipo de arritmia. Dentro de las herramientas diagnósticas más útiles destacan el holter o registro electrocardiográfico ambulatorio y el estudio electrofisiológico, en el cual, mediante un tipo específico de cateterismo cardiaco, se estudia el tipo y mecanismo de la arritmia.
¿Cuál es su tratamiento?
En algunas ocasiones, las arritmias son totalmente benignas y no precisan tratamiento. Sin embargo, la mayor parte de las veces es necesario tratarlas. Para ello se dispone de unos fármacos específicos denominados fármacos antiarrítmicos. Algunos tipos de arritmias, como las taquicardias paroxísticas o el flutter auricular pueden curarse definitivamente mediante un procedimiento denominado ablación mediante radiofrecuencia, que se realiza bajo anestesia local y que ha supuesto una verdadera revolución en el tratamiento de las arritmias. Las arritmias lentas, como las bradicardias sintomáticas o los bloqueos cardiacos (bloqueos aurículo-ventriculares), precisan con cierta frecuencia la implantación de un marcapasos cardiaco, intervención, también realizada bajo anestesia local, mediante la que se implanta un pequeño dispositivo destinado a suplir las deficiencias del sistema de excitación y conducción cardiacos. Finalmente, en algunos pacientes con arritmias graves, potencialmente letales, es necesario implantar un dispositivo denominado desfibrilador automático implantable que actúa restaurando el ritmo cardiaco normal mediante la aplicación automática de descargas eléctricas.

ARTERIOSCLEROSIS

Etimológicamente, arterioesclerosis significa endurecimiento de las arterias. Clásicamente, en el término arterioesclerosis se incluyen tres entidades diferentes: aterosclerosis, esclerosis de la media o enfermedad de Mönckeberg y arteriolosclerosis. En este documento se utilizará el término arterioesclerosis como sinónimo de aterosclerosis.
La aterosclerosis es una enfermedad caracterizada por el desarrollo de múltiples lesiones focales, llamadas placas de ateroma, en la pared de la aorta y las arterias de gran y mediano calibre. Esas placas están compuestas por lípidos, como el colesterol, y por células inflamatorias, como los monocitos, que desde la sangre penetran en el interior de la pared arterial. Una vez dentro de ésta, los monocitos atrapan el colesterol y se convierten en células espumosas. Estas células provocan una serie de cambios en la pared que provocan el crecimiento desordenado de las células musculares de ésta y la formación de tejido fibroso. Al final, la placa está compuesta por una mezcla de elementos distintos, lo que le confiere su denominación de ateroma, que significa engrudo.
¿Por qué es importante?
En el momento actual, la primera causa de muerte en occidente son las enfermedades cardiovasculares relacionadas con la aterosclerosis. Por ejemplo, en España la mitad de las muertes producidas cada año se deben a la aterosclerosis. Se ha calculado que en el año 2020 la aterosclerosis será la primera causa de mortalidad en todo el mundo. A ello contribuirán de forma determinante dos factores que facilitan su desarrollo: de un lado, el progresivo envejecimiento de la población mundial y, de otro lado, la incorporación de los hábitos de vida occidentales (principalmente, la alimentación excesivamente rica en grasas y calorías, y la vida desordenada y estresada que comporta el ejercicio profesional y laboral) al tercer mundo.
¿Cómo se produce?
Tal como se ha mencionado anteriormente, para que se inicie la formación de una placa de ateroma es preciso que dentro de la pared arterial penetren sustancias y células que están en la sangre. En condiciones normales, eso no sucede porque la sangre está separada de la pared arterial por una barrera que es el endotelio. Actualmente, se sabe que diversos factores pueden dañar de tal modo el endotelio que éste deja de actuar como una barrera. Esos factores son conocidos como factores de riesgo de aterosclerosis.
Los principales factores de riesgo son tres:
La hipertensión arterial (presencia de cifras de presión arterial superiores a 139/89 mm Hg).
La hipercolesterolemia (existencia de concentraciones sanguíneas de colesterol superiores a 220 mg/dl).
El tabaquismo.
En los últimos años, se ha demostrado que otros factores también contribuyen al desarrollo de la aterosclerosis. Es el caso de:
La diabetes mellitus.
La obesidad.
El sedentarismo.
La menopausia.
En cualquier caso, todos estos factores promueven el desarrollo de aterosclerosis cuando se dan en una persona con predisposición genética para ello. Hoy en día ya se conocen diversas alteraciones genéticas que propician la aterosclerosis y cabe esperar que cuando el genoma humano se conozca en su totalidad, se podrán identificar temprana y fiablemente aquellas personas proclives a ésta.
¿Cuál es su historia natural?
La aterosclerosis es un proceso que evoluciona de la siguiente manera: la formación de las placas de ateroma se inicia invariablemente en casi todos los individuos en la primera o segunda década de la vida, de forma que puede empezar a dar manifestaciones clínicas en la tercera y cuarta décadas, acrecentándose su prevalencia de forma exponencial a partir de la quinta década, para alcanzar un impacto sanitario máximo en la sexta, séptima y octava décadas. La aparición de manifestaciones clínicas en una persona con aterosclerosis supone que alguna de las placas de ateroma que presenta se ha complicado, lo que significa que la placa se ha roto y que sus componentes han entrado en contacto con la sangre, especialmente con las plaquetas. Esto pone en marcha la formación de un trombo que obstruye la luz de la arteria y dificulta la llegada de sangre al territorio al que esa arteria irriga (lo que en medicina se conoce como isquemia, es decir, falta de riego). Según sea el tamaño del trombo, así será la severidad de la obstrucción y, consiguientemente, la intensidad de la isquemia y la gravedad de las manifestaciones clínicas. Los casos más importantes son aquellos en los que la obstrucción es completa y la falta total de sangre produce la muerte (infarto) de una parte del órgano afectado.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los cuadros clínicos que pueden presentar las personas con aterosclerosis complicada son varios. Cuando la obstrucción afecta a las arterias cerebrales pueden aparecer desde ataques de isquemia cerebral transitoria, hasta un accidente cerebro vascular agudo con secuelas más o menos permanentes. Cuando la obstrucción se da en las arterias coronarias puede aparecer desde angina de pecho, hasta el infarto agudo de miocardio. Cuando la obstrucción afecta a las arterias renales puede facilitarse el desarrollo de insuficiencia renal o aparecer un tipo especial de hipertensión denominada reno-vascular. La obstrucción de las arterias de las extremidades inferiores puede dar lugar a un cuadro de claudicación intermitente que se caracteriza por la presencia de dolores musculares desencadenados por la marcha y que incapacitan para ésta. Por último, la presencia de lesiones ateroscleróticas complicadas en la aorta favorece el desarrollo de aneurismas.
¿Cómo se detecta?
Tal como se ha mencionado anteriormente, la aterosclerosis puede tardar mucho tiempo en dar lugar a manifestaciones clínicas. Por ello, es preciso detectarla precozmente, antes de que las placas de ateroma se compliquen. Para ello es preciso realizar exámenes periódicos de salud (chequeos vasculares) desde la tercera década de la vida, y especialmente en aquellas personas con antecedentes familiares de algunos de los cuadros clínicos mencionados en el apartado anterior.En esos chequeos se presta una importancia especial al estudio de los factores de riesgo que se han comentado previamente. Además, a través de la realización de ciertos análisis también se evalúan determinados marcadores de daño vascular. Finalmente, se dispone ya de técnicas de imagen vascular (ecografía doppler, resonancia nuclear magnética, etc.) que permiten detectar las placas de ateroma e, incluso, identificar aquellas que pudieran estar complicándose.Con toda la información recogida en un chequeo vascular se puede llegar a cuantificar el riesgo que cada persona concreta tiene de desarrollar un cuadro clínico debido a la complicación de una placa. Por ejemplo, se puede predecir con gran fiabilidad el porcentaje de posibilidades de presentar un infarto agudo de miocardio a lo largo de los años.
¿Cómo se previene?
La mejor manera de combatir la aterosclerosis radica en su prevención primaria. Para ello se debe actuar a tres niveles.
En primer lugar hay que llevar una vida sana, lo que significa:
seguir una dieta cardiovascular saludable (evitando las grasas animales y el exceso de calorías, y favoreciendo el consumo de aceite de oliva, verduras y frutas).
realizar ejercicio físico habitualmente (cada día se debe caminar no menos de una hora o correr suave, nadar y andar en bicicleta un mínimo de media hora).
eliminar el consumo de tabaco de manera total y definitiva.
procurar eliminar las situaciones estresantes de la vida cotidiana o, cuando ello no haya sido posible, vivirlas con una perspectiva positiva y mínimamente autolesiva.
En segundo lugar, las personas con hipertensión arterial y/o con hipercolesterolemia han de seguir tratamiento farmacológico (fármacos (antihipertensivos y fármacos (hipolipemiantes) de forma continuada para mantener cifras de presión arterial por debajo de 130/85 milímetros de mercurio (mmHg) y cifras de colesterol inferiores a 200 y miligramos por decilitro (mg/dl).
En tercer lugar, en personas con ciertas alteraciones se podrán instaurar tratamientos específicos según el criterio de su médico (por ejemplo, en las mujeres con predisposición a la aterosclerosis que han tenido la menopausia podría valorarse el tratamiento hormonal sustitutivo).
En los casos en los que ya han surgido manifestaciones clínicas el médico instaurará el tratamiento pertinente para cada caso individualiza

VALVULOPATÍAS Enfermedades valvulares

Son alteraciones en la estructura valvular, de diferente origen, que ocasionan un funcionamiento inadecuado y, como consecuencia, una anormal función del corazón como bomba. Pueden ser debidas a estrechamiento valvular (estenosis) y/o a su cierre inadecuado, ocasionando regurgitación (insuficiencia). En personas jóvenes la válvula más frecuentemente afectada es la mitral, mientras que en personas mayores lo es la aórtica.
¿Cuáles son sus causas?
Existen diferentes causas de estas enfermedades. Hasta hace algunos años la causa más frecuente era la fiebre reumática. Una enfermedad de carácter inmunitario en relación con una infección por estreptococo. En la actualidad, la causa más frecuente es la degenerativa en relación con la edad y con diferentes tipos de alteración degenerativa del tejido valvular. También puede ser de origen infeccioso a consecuencia de una endocarditis infecciosa. En ocasiones, cuando existe falta de riego del músculo cardíaco (enfermedad coronaria) puede alterarse el funcionamiento valvular, fundamentalmente de la válvula mitral. Existe la posibilidad de malformación valvular desde el nacimiento (congénita) sobre todo de la válvula aórtica. Raramente pueden afectarse las válvulas en las alteraciones del tejido conectivo o enfermedades reumáticas.
¿Cuáles son sus síntomas?
La manifestación fundamental de estas enfermedades es la insuficiencia cardiaca, con aparición de dificultad respiratoria, cansancio, hinchazón de las piernas, sobre todo en la zona de los tobillos. También puede aparecer dificultad respiratoria más o menos repentina, o al acostarse, mejorando al incorporase y obligando al paciente a permanecer sentado. En otras ocasiones pueden aparecer palpitaciones, pérdida de conocimiento o síncope, así como dolor o sensación de opresión en el pecho.
¿Cómo se diagnostica?
Generalmente el médico detecta la aparición de un soplo al auscultar al enfermo. Este soplo es el ruido producido por la turbulencia y vibración de la sangre que aparecen como consecuencia de la lesión valvular. El soplo suele ser diferente dependiendo del tipo de lesión (estrechamiento o regurgitación) y de válvula (mitral, aórtica, tricúspide o pulmonar) afectada. Se transmite a través del cuerpo del individuo y el médico lo escucha a través del fonendoscopio, que transmite el sonido con gran fiabilidad. El electrocardiograma y la radiografía del tórax permiten apreciar las consecuencias de la enfermedad valvular, pero la exploración fundamental para su diagnóstico es la Ecocardiografía con estudio Doppler. Esta técnica permite estudiar de forma muy precisa el tipo y grado de lesión de la afectación valvular, siendo imprescindible para su estudio. Si se sospecha enfermedad de las arterias coronarias puede ser necesaria la realización de un TAC multicorte o de coronariografía.
¿Cuál es el tratamiento?
En las fases iniciales el tratamiento puede ser médico intentando mejorar y prevenir la insuficiencia cardiaca. Por ello se utilizan los medicamentos eficaces en el tratamiento de ésta. En ocasiones pueden requerirse antiarritmicos y/o anticoagulantes.
En fases más avanzadas y según el grado de repercusión de la enfermedad, puede estar indicado el tratamiento intervencionista a través de la dilatación valvular o la intervención quirúrgica. La cirugía de estas lesiones puede consistir en la reparación no siempre posible de la lesión valvular, o en la sustitución por una válvula protésica artificial en la mayoría de las ocasiones. Estas válvulas artificiales pueden ser de materiales mecánicos, precisando del uso de medicamentos anticoagulantes de por vida, o de materiales biológicos cuya durabilidad es menor.

Insuficiencia venosa VARICES

La insuficiencia venosa crónica es el cuadro clínico ocasionado por la dificultad del retorno venoso de las extremidades inferiores. La Organización Mundial de la Salud define las varices como "dilataciones de las venas que con frecuencia son tortuosas".
¿Cuáles son sus causas?
La circulación sanguínea asegura, gracias a las arterias, el aporte de oxígeno a los diferentes órganos y tejidos, y, gracias a las venas, el retorno al corazón de la sangre pobre en oxígeno. Para realizar esa función de retorno diferentes mecanismos permiten vencer la fuerza de la gravedad. Cuando alguno de esos mecanismos falla, la sangre se estanca en las venas, sus paredes se dilatan y su estructura y función se alteran apareciendo los síntomas.
¿Quién puede padecerla?
Todo el proceso que lleva a la insuficiencia venosa crónica está favorecido por el ortostatismo por lo que cualquier persona puede padecer la enfermedad. No obstante, es más frecuente en las mujeres y tiene una mayor incidencia en obesos y personas cuya actividad profesional exige estancias prolongadas de pie.
¿Cuáles son sus síntomas?
El cuadro clínico es variado e incluye desde el paciente asintomático, cuya única preocupación es el problema estético que comporta la existencia de varices, al paciente con la sintomatología característica, (piernas pesadas, dolor, calambres y sensación de cansancio permanente, que mejora con el reposo, la elevación de la extremidad y el frío y empeora con la bipedestación y el calor). En estadios más avanzados pueden llegar a producirse cambios en la coloración de la piel e incluso úlceras de estasis.
¿Cómo se diagnostica?
La exploración física suele ser suficiente para establecer el diagnóstico aunque existen algunos datos que es preciso conocer. Por esta razón, existen pruebas complementarias, de entre ellas el eco-doppler-color la que más información nos facilita. En algunos casos es necesaria la realización de una flebografía con contraste.
¿Cuál es el tratamiento?
Actualmente no existe un tratamiento definitivo que permita recuperar totalmente el daño producido en el sistema venoso. No obstante se dispone de un amplio arsenal terapéutico con el que se puede conseguir la prevención y el control evolutivo de la insuficiencia venosa crónica y sus complicaciones.
La utilización de medias de compresión es quizá la parte más importante del tratamiento puesto que, en cierto modo, ejercen la función de retorno que las venas enfermas no pueden llevar a cabo.
Existen además alguna medidas higiénico-dietéticas y posturales de cuyo cumplimiento depende no sólo el control de la enfermedad sino también el resultado y la evolución posterior de cualquiera de las técnicas mencionadas.
Algunas de estas medidas son:
Evitar el sobrepeso.
Practicar un deporte adecuado (paseo, natación).
Evitar las fuentes de calor.
Refrescar las piernas con baños de agua fría.
Evitar el estreñimiento.
Evitar el uso de ropa demasiado ceñida.
Utilizar calzado con un tacón de 3-4 cm; evitar tacón alto y zapato plano.
Elevar ligeramente los pies de la cama.
Masajes en las piernas.
Evitar la toma de anticonceptivos orales.
Por último, existe en el mercado una amplia variedad de fármacos venotónicos que mejoran el funcionamiento del sistema venoso y alivian eficazmente los síntomas.
La cirugía de las varices ha sido durante años aceptada como el método terapéutico más eficaz y de mejor pronóstico, aunque no siempre está indicada y puede no ser suficiente. Las técnicas quirúrgicas van desde la safenectomía o extirpación de las venas superficiales enfermas, hasta reconstrucciones complejas de venas del sistema venoso profundo, pasando por la flebectomía ambulatoria, que permite extirpar venas varicosas bajo anestesia local y sin necesidad de ingreso hospitalario.
A partir de los años 90, y a la vista de los buenos resultados clínicos, comenzó a despertar un creciente interés en el tratamiento de las varices mediante esclerosis con agentes esclerosantes en forma de espuma, en cuya aplicación la Clínica Universitaria de Navarra es pionera.
LA NOVEDAD DE LA ESCLEROTERAPIA CON MICROESPUMA
Hasta hace poco tiempo el tratamiento de las varices de las extremidades inferiores combinaba las médidas tópicas con la cirugía y la escleroterapia.
La cirugía se reservaba para varices complicada y de gran tamaño (varices tronculares) mientras que la escleroterapia tenía su principal indicación en venas de pequeño calibre o como complemento de la cirugía.
La escleroterapia es un tratamiento clásico que tradicionalmente ha utilizado agentes líquidos. Sin embargo, debido a problemas de toxicidad y dosificación, este sistema no permitía tratar venas de gran tamaño.
En Noviembre de 2001, la Clínica Universitaria de Navarra incorporó una técnica pionera para el tratamiento de las varices. Se trata de la Fleboesclerosis con microespuma, que permite abordar el problema varicoso sin necesidad de pasar por el quirófano ni interrumpir la vida normal.
Esta técnica consiste en inyectar en la vena afectada una sustancia (polidocanol) tratada para convertirla en una microespuma. Apenas produce molestias al paciente y en pocas sesiones de tratamiento se consiguen excelentes resultados. La sustancia inyectada en la vena desplaza la sangre y se adhiere a la pared interna de la vena, con lo que destruye el tejido interior.
Con muy poca cantidad y muy baja concentración del principio activo se consigue un volumen eficaz de microespuma para tratar venas de gran calibre. Esto ha permitido su aplicación en el tratamiento de todo tipo de varices, incluidas las varices tronculares.
El tratamiento esclerosante se inicia con la localización de los vasos enfermos mediante un estudio de Eco-Doppler color. Posteriormente se realiza una punción ecoguiada de la vena y se introduce un catéter, a través del cual se inyecta la microespuma.
Gracias al Eco-Doppler el especialista puede observar en el monitor el flujo sanguíneo. Es una técnica que ofrece una alta seguridad ya que el médico tiene un control permanente del trayecto de la espuma y de la dosis que utiliza durante todo el proceso.
Los resultados se ven a los pocos días y al cabo de unos meses la vena queda reducida a una cicatriz por donde no circula la sangre. Con ello se corrigen los problemas que habían surgido en torno a la variz, ya que no existe tensión en la piel.
VENTAJAS DE ESTE TRATAMIENTO
La fleboesclerosis con microespuma ofrece numerosas ventajas respecto al tratamiento "clásico" de las varices en las extremidades inferiores.
Es un procedimiento indoloro que apenas produce molestias al paciente.
Permite tratar venas de difícil manejo con otras técnicas y elimina de forma simple varices qeu con cirugía convencional serían difíciles de extirpar.
En sí misma no es una intervención quirúrgica, por lo que carece de los inconvenientes de la cirugía: se realiza de forma ambulatoria, sin necesidad de anestesia ni reposo. Al finalizar se coloca al paciente una media elástica y puede regresar a su domicilio y seguir realizando una vida completamente normal.
El tratamiento con microespuma ofrece unos resultados similares, e incluso mejores, que las técnicas convencionales y es, en nuestra opinión, el tratamiento más eficaz para las varices de las extremidades inferiores
¿Cuál es el pronóstico?
Dependerá de cada caso pero, como ya se ha expuesto, no existe ningún tratamiento definitivo que permita curar la insuficiencia venosa crónica por lo que, independientemente del tratamiento que se aplique, la utilización de soporte elástico y la observación de las medidas generales citadas constituyen la base del éxito en el control de la enfermedad y la única forma de luchar contra la aparición de nuevas varices después del tratamiento.
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